Tamaña insistencia no se entiende y menos en los tiempos que corren.
Se habla de principios de oportunidad, pues parece que esta vez el número de ciudades candidatas es inferior al de ocasiones anteriores y estas tienen menor entidad que en las situaciones precedentes, pero tambien se omite que en la elección de la ciudad candidata, se aplican otros criterios ademas de la calidad de la candidatura.
Baste como ejemplo la eleccion de Rio de Janeiro para 2016, teniendo en cuenta que Brasil organizará los proximos mundiales de futbol de 2014, por lo que se prima a Brasil como economia emergente, aparte de otros posibles intereses geoestrategicos o comerciales, que podrian suponer las candidaturas de Estambul o Durban.
Tambien hay que tener en cuenta que, a pesar de que es una ciudad y no un pais el elegido, sin el respaldo del gobierno de la nación no sería viable la organización, y no deja de ser una paradoja que los mismos politicos que piden a los ciudadanos un esfuerzo para salir de la crisis les pidiesen otro mas para la organizacion de los Juegos.
Aunque parece que esta vez Gallardón a encontrado en Jaime Lissavetzky un aliado, por su condición de exsecretario de Estado para del Deporte, tampoco se ha dejado claro que pasaría con la candidatura si, se produjese una salida del alcalde al Gobierno Nacional, si como especula el Partido Popular, gana las proximas elecciones generales, quedando en ese caso al frente de la misma la numero dos del ayuntamiento Ana Botella.
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